Historia del barrio judío de Girona

La prueba más antigua de la presencia de la comunidad judía en Girona es un documento conservado del año 888, en el que se menciona por primera vez la presencia de 25 familias. Sin embargo, no fue hasta bien pasado el siglo XII cuando esta comunidad se estableció realmente en la calle de la Força, antes conocida como calle de Sant Llorenç. Aquí es donde se asentaron la mayoría de las familias que vivían alrededor de la catedral, formando una pequeña comunidad de cerca de 800 habitantes. Por otro lado, varios lugares de Cataluña también acogieron la primera aljama, como Barcelona (1244), Castellón de Ampurias, Besalú, Figueras, Banyoles y Torroella de Montgrí.

 

Historia del barrio judío e influencia comunitaria

Con el tiempo, su solvencia económica y la adquisición de bienes inmuebles incomodaron a los cristianos, que ya no podían vivir de sus rentas. Los cristianos entonces se enfrentaron con los monarcas de la época, quienes aceptaron la presencia de los judíos; les ofrecieron su protección pero no a cualquier precio, haciéndoles pagar altos impuestos. En Girona, la comunidad disponía de una zona de tierra virgen al norte de la ciudad, al menos desde 1207, destacando Montjuïc (el cerro de los judíos), donde podían enterrar a sus muertos, así como fincas situadas en la calle Ballesteries, en Mercadell (espacio que actualmente ocupa el edificio Pia Almoina), y en el polígono pseudoindustrial de Mercadal, donde poseía derechos sobre varios molinos.

Las últimas décadas de presencia judía en Girona se han caracterizado por la fuerte presión a la que se vio sometida la comunidad. No se les permitía vivir fuera de su barrio, y si salían tenían que identificarse con un círculo rojo. Lo que queda de este patrimonio secular es la actual judería de Girona, una de las mejor conservadas de Europa gracias a la colaboración económica del Estado de Israel.

 

Museo de Historia Judía

Desde los Hoteles Ultonia Girona, puedes caminar fácilmente hasta el recinto ferial Bonastruc ça Porta. En el suelo del patio se puede ver una gran Estrella de David ilustrada, muy cerca del lugar donde se erigió la última sinagoga judía de Girona, utilizada hasta que sus seguidores fueron expulsados ​​de la ciudad y la península en 1492. Hoy, la sinagoga del siglo XV alberga el Museo de los Judíos y el Instituto de Estudios Nahmanide, una instalación que atrae a miles de turistas a la ciudad cada año. Se encuentra entre la calle de la Força y la calle de Sant Llorenç, en pleno centro histórico de Girona.

Este museo está dedicado a todas las comunidades judías medievales, pero hace especial referencia a la comunidad judía de Girona. Nos habla de su historia, de su cultura, de su gastronomía, de sus costumbres, de sus profesiones… en definitiva, del carácter que permitió el esplendor de la comunidad judía en el siglo XIII, a pesar de la existencia de fuertes movimientos de rechazo. También alberga la colección lapidaria hebrea más importante de España. El museo está abierto todos los días de 10 a 18 horas excepto los domingos y festivos que cierra a las 15 horas. La entrada cuesta 2 euros y hay una audioguía disponible. Para acceder a él hay que pasar por el centro Bonastruc ca Porta, situado en el número 8 de la rue de la Força, casa del médico y filósofo que dio nombre al centro, uno de los miembros más ilustres de la comunidad,

 

El barrio judío de Girona

Dentro de la Força Vella, la judería es uno de los espacios más emblemáticos, formado por un laberinto de calles estrechas y patios que conservan el aura de la época medieval. Es uno de los espacios mejor conservados del mundo, un barrio laberíntico de piedra que cuenta al visitante el pasado de la ciudad y lo conecta con su presente.

Su influencia social, política, religiosa, económica y cultural en Girona, especialmente entre los siglos XII y XIV, es indiscutible. Hoy en día, la judería de Girona sigue siendo un motor económico en términos de turismo, y es uno de los más visitados del mundo; se ha convertido en una seña de identidad de la ciudad y parte inseparable de su marca. También ha sido fuente de inspiración para muchas manifestaciones culturales, y ha generado una enorme cantidad de literatura, fotografía, pintura, escultura y grabados; ha influido en la arquitectura, el urbanismo y la gastronomía, moldeando las tradiciones y costumbres de los habitantes de Girona.

 

Otros lugares importantes en la ruta de la Comunidad Judía de Girona

La “Pujada de la Mare de Déu de la Pera”: está situada a la derecha de la calle de la Força y da acceso a uno de los pórticos del centro histórico de Girona, siguiéndola llegamos al límite superior de la judería.

La Pabordia: se trata de un conjunto de edificios donde se ubicaron los baños públicos entre los siglos XIII y XIV. Se llega siguiendo la Pujada de la Verge de la Pera.

Placeta del Institut Vell: situada casi al final de la calle de la Força, donde hay varias construcciones muy importantes sobre la presencia de los judíos en Girona en la época medieval. En la plaza se encuentra la Canonja Vella, un edificio del siglo XII, en cuyo interior discurre un antiguo callejón paralelo a la calle de la Força y que ahora está amurallado.

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